
Lorenzo Almagro reconstruye los veinte primeros años de Estella del Marqués a través de un centenar de fotografías acompañadas por multitud de datos
...Y se nombró a un alcalde, don Manuel Pérez Lago; dos maestros para niños y niñas, don Francisco Pérez Rodríguez y doña Pilar Domínguez Almería y un cura, como todo pueblo que se precie: don Manuel de Lassaletta... Y al pueblo se le llamó Estella del Marqués.
Aunque natural de Caulina, Lorenzo Almagro forma parte de ese puñado de jóvenes que forjaron el crecimiento de aquel pueblo de nombre originario Albadalejo, que se levantó en 1953 sobre terrenos ocupados por chozas y palmitos y que proyectó el arquitecto Fernando Cavestany por encargo del Instituto Nacional de Colonización. Como el resto de pedanías, la vida de Estella ha sido más o menos paralela a la de sus 'hermanas de la colonización'. Lorenzo, hace cincuenta años un chaval, conoció de primera mano las durísimas condiciones en las que colonos y obreros agrícolas tuvieron que abrirse camino hasta hacer de Estella un lugar más cómodo y habitable. Hoy día, ya con 56 años a las espaldas, Lorenzo trabaja como autónomo. Ocupa su tiempo libre en una de sus grandes aficiones: la fotografía. Se propuso enseñar el origen y la historia de Estella. Se trataba de hacer a sus gentes protagonistas de su historia, porque -como dice el propio Lorenzo- "los auténticos protagonistas son ellos mismos". Realizó un vídeo con entrevistas entre los lugareños -entre ellos, a Manuel Morales Medina, el último colono- y se las ingenió para editar un libro -'Estella del Marqués. Historia de una época'- con la ayuda del Consistorio pedáneo, que aportó la documentación gráfica. Manuel Hernández se ocupó del diseño y la obra de Ana María Gómez Díaz-Franzón sirvió para hilar los detalles del origen del pueblo de las flores.
Lorenzo trata de dejar claro que el trabajo no es nada pretencioso, "un libro para los habitantes de Estella, para ellos, que me llena de una enorme satisfacción personal. Los primeros veinte años de vida de Estella recogidos en más de un centenar de fotografías, apoyadas con multitud de datos sobre su historia, porque creo que la fotografía y la palabra son dos términos muy bien avenidos".
El trabajo es un ameno paseo por los primeros años de la vida cotidiana del lugar y está salpicado de innumerables y curiosas anécdotas. No sabíamos, así, que fue un antiguo 'miguelete' quien construyó una cueva donde después se asentó la afamada Venta de Las Cuevas; que, tras ésta, 'La Cantina de Pepe' fue el primer bar del pueblo o que el Hogar del Agricultor o 'El Casino', exclusivo para socios, era el centro de la vida social en Estella y el lugar donde los parroquianos acudían los domingos cuando la primera televisión llegó al pueblo.
Don Manuel de Lassaletta fue el primer cura y, entre todo lo mucho que hizo por el lugar y sus gentes, destacó por su impulso en la creación del primer equipo de fútbol, deporte en el que brilló Estella. O el carismático y bondadoso cura don Eusebio Osa Maguregui, cuyo epitafio reza que "fue bueno con todos".
El 'Pozo de la Salud', bautizado así por su salubridad, surtió de agua en los primeros años a los habitantes junto al manantial de Albadalejo; el Frente de Juventudes y la Sección Femenina fueron las dos primeras organizaciones que reunieron a los jóvenes y a partir de los sesenta, los habitantes de Estella realizaron sus primeras romerías... Demasiados recuerdos y emociones para las 1.600 almas que hoy día habitan el pueblo.
diariodejerez.es
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